¿Por qué me da pereza hacer ejercicio si lo necesito y no se en que hora es mejor para animarme y no abandonar en el primer intento?

Todos sabemos lo importante que es hacer ejercicio para mantener una buena salud, pero ¿por qué es tan común sentir pereza cuando llega el momento de hacerlo? Esta sensación puede ser frustrante, sobre todo cuando sabes que lo necesitas. Si te identificas con este sentimiento, no estás solo. Aquí te explicamos las razones por las que sientes pereza y cómo encontrar la mejor hora para motivarte sin abandonar.

1. ¿Por qué sentimos pereza para hacer ejercicio?

La pereza es una mezcla de factores físicos y mentales que pueden hacer que el ejercicio parezca más difícil de lo que es. Algunas de las principales razones incluyen:

• Falta de energía: Si no duermes bien o no te alimentas de forma adecuada, tu cuerpo no tendrá la energía suficiente para rendir bien durante el ejercicio.
• Rutinas poco atractivas: Hacer siempre el mismo tipo de ejercicio puede volverse aburrido, lo que reduce la motivación.
• Percepción de esfuerzo: Muchas veces, nuestra mente percibe el ejercicio como una actividad agotadora o difícil, lo que nos lleva a evitarlo.
• Procrastinación: Posponer el momento de hacer ejercicio puede volverse un hábito, y cuanto más lo retrasas, más difícil es comenzar.

2. El momento ideal para hacer ejercicio

Cada persona tiene un "reloj biológico" diferente, conocido como ritmo circadiano, que influye en los niveles de energía y el rendimiento físico a lo largo del día. Aquí algunas recomendaciones según el horario:

• Mañanas: Hacer ejercicio por la mañana puede ser una excelente manera de aprovechar la energía acumulada durante el sueño. Además, al entrenar temprano, reduces la probabilidad de posponerlo. Las mañanas también son ideales si buscas un impulso de energía que dure todo el día.
• Tardes: Si no eres una persona madrugadora, el ejercicio en la tarde puede ser más efectivo. A esa hora, la temperatura corporal y la fuerza muscular alcanzan su pico, lo que significa que puedes rendir más en tus entrenamientos. Es una excelente opción si sientes que estás más activo después de tus actividades diarias.
• Noches: Aunque el ejercicio nocturno es menos común, puede funcionar para quienes tienen dificultades para dormir. Sin embargo, si te cuesta relajarte después de un entrenamiento intenso, podrías optar por sesiones más ligeras como yoga o caminatas.

3. Cómo motivarte para empezar y no abandonar

• Establece metas realistas: Comienza con pequeños objetivos alcanzables que te motiven a continuar. No te pongas metas inalcanzables, ya que esto puede desanimarte.
• Crea un hábito: Encuentra una hora fija para hacer ejercicio y mantén esa rutina por al menos 21 días para formar el hábito.
• Hazlo divertido: Escoge actividades que disfrutes, como bailar, caminar al aire libre o entrenar en grupo.
• Prepara tu equipo: Si tienes todo listo (ropa deportiva, zapatillas, etc.) desde la noche anterior, será más fácil comenzar sin tener que pensarlo demasiado.
• Encuentra un compañero de ejercicio: Hacer ejercicio con alguien más puede aumentar tu compromiso y hacerlo más agradable.

4. Consejos para no abandonar en el primer intento

• Escucha a tu cuerpo: No te fuerces a hacer entrenamientos extremadamente difíciles en el comienzo. Progresar de manera gradual te ayudará a evitar lesiones y mantenerte motivado.
• Premia tus avances: Después de completar una semana de ejercicio constante, date una pequeña recompensa. Esto puede ser un incentivo para seguir adelante.
• Varía tu rutina: Cambiar de actividad de vez en cuando evitará el aburrimiento. Alterna entre actividades como natación, ciclismo, caminatas o yoga para mantenerte motivado.

Conclusión

Si bien la pereza es un obstáculo común al momento de hacer ejercicio, encontrar el mejor momento del día para ti, establecer metas realistas y disfrutar de tu rutina pueden ayudarte a superar este desafío. ¡Anímate a comenzar poco a poco, y verás cómo el ejercicio se convierte en una parte natural de tu día!